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Tarima flotante y Pavimentos |
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Tarima flotante colocada.
La tarima flotante es un tipo de pavimento que destaca sobre todo por su facilidad de instalación sobre pavimentos antiguos, siempre que estén bien nivelados. Se puede instalar sobre suelos de cemento, terrazo, gres, vinilo, tablones, tableros, corcho, moqueta, etc. También se puede instalar sobre suelos con calefacción por debajo. Normalmente, para interior, viene barnizada o encerada de fábrica con lo que no hay que darle ningún acabado posterior. Además, no hay obras ni escombros y no hay que vaciar la casa de enseres y muebles. Al colocarse las lamas completamente fijadas (sistema clic) o encoladas (sistema tradicional) entre sí, la tarima se comporta como si fuese de una pieza, por lo que hay que dejar una holgura perimetral para permitir las dilataciones y contracciones de la misma por los cambios de temperatura y humedad. Es decir, la tarima flota (de ahí el termino flotante) sobre el antiguo pavimento. Por tanto, es más recomendable que el parqué (va pegado al suelo) para lugares de marcado contraste de temperaturas y humedad. Se instala sobre un aislante que la protege de posibles humedades y permite un pisado suave, evitando además el crujido al andar sobre ella. 
Caracterísicas
Los pavimentos flotantes presentan la ventaja de poderse instalar sobre otros suelos o pavimentos sin necesidad de demoler el pavimento preexistente. Tan solo se tiene que extender una capa de espuma, caucho o cartón, para eliminar pequeñas irregularidades sobre la superficie, que ha de ser lisa y estar nivelada. Por este motivo es el tipo de suelo más utilizado en refomas. Al no estar solidarizados con el forjado, también tienen buenas propiedades acústicas a los ruidos de impacto, como los producidos por los tacones, pues este tipo de ruidos se transmiten por la vibración de la estructura.

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